En tu día a día como diseñador, ¿qué es lo que más disfrutas del proceso creativo? ¿Hay algo que nunca te cansa o que siempre te motiva a seguir explorando?
Soy un poco perfeccionista, siendo sincero. Siempre pienso que lo que estoy haciendo puede ser mejor. Por ello lo que más disfruto es pulir las soluciones y explorar muchas variantes para ver cómo evoluciona una idea; mis mesas de trabajo dentro de un documento son “infinitas” y, muchas veces, los cambios son imperceptibles para la mayoría jajaja. Con el tiempo también he aprendido que “lo perfecto es enemigo de lo bueno”, y que más vale entregar un trabajo sólido a tiempo que perseguir una perfección que nunca llega. Además, cuando trabajas con clientes, los tiempos marcan hasta dónde puedes llevar el desarrollo de un proyecto, y eso también tiene su lado positivo: aprendes a optimizar procesos y a encontrar atajos inteligentes para acercarte lo más posible, dentro de ese marco de tiempo, al resultado que deseas. Pero reconozco que, aun sabiendo esto, disfruto mucho ese proceso.




